Aitor es vecino nuestro desde pequeño, siempre ha vivido puerta con puerta con nosotros y siempre se ha juntado con mi hermano, son uña y carne. Crecimos literalmente juntos y juntos nos fuimos desarrollando, cuando yo empecé a echar mis enormes tetas él no podía evitar mirármelas. A mí, que la verdad es que siempre me había dado morbo que un yogurín como él empezara a hacerse sus primeras pajas conmigo, me ponía cachondísima y por eso jugaba a calentarle; le restregaba mis tetazas por la espalda, me agachaba aposta para que pudiera ver mi chochito cuando iba en pijama y hacía todo lo posible para quele saliera un bulto entre las piernas.
Hoy ha venido a dormir a mi casa pero no está mi hermano, mi madre está en el otro cuarto, no creo que sospeche nada. No aguanto más, ya me he masturbado demasiadas veces imaginándome como será su juvenil polla, mi coño arde, lo tengo decidido… ¡hoy me voy a follar a Aitor !
Las gorditas también follan
jejeje qué vicio tiene Chuby