Todos sabemos que las chicas que salían en los Vigilantes de la Playa no estaban ahí por sus cualidades atléticas o sus aptitudes como socorristas, ni mucho menos. Saltaba a la vista que sus virtudes eran otras y aunque con una de ellas, sus enormes tetas, podían salvar alguna que otra vida uno no acaba de entender como podían pasar las pruebas. Había algo oscuro y secreto tras aquellos inocentes exámenes. Y si, era lo que todos imaginábamos: las aspirantes no sabían nadar pero follando tenían más experiencia que Papá Noel en chimeneas.

Los rompeculos de la playa
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