La curvilínea Blondie Fesser se desnuda con calma antes de tumbarse en la camilla de una soleada azotea. El plan es perfecto: un masaje relajante al aire libre. Le duelen los lumbares, pero Emilio Ardana, el masajista, pronto olvidará esa
La curvilínea Blondie Fesser se desnuda con calma antes de tumbarse en la camilla de una soleada azotea. El plan es perfecto: un masaje relajante al aire libre. Le duelen los lumbares, pero Emilio Ardana, el masajista, pronto olvidará esa